Tres testimonios que marcaron la Teletón haciendo un llamado de inclusión

Un joven profesional de 45 años que logró titularse, aunque lo echaran 5 veces de la carrera universitaria por su discapacidad; una madre que vive en un lugar muy alejado de nuestro país donde no hay caminos pavimentados ni locomoción colectiva por lo que debe cruzar kilómetros con su hijo en brazos; y dos mamás que luchan juntas por criar a su hijo.   

Durante la transmisión televisiva que acompañó y emocionó a los chilenos, se mostraron más de 10 historias de rehabilitación, superación e inclusión, estas son algunas de las más comentadas por sus potentes llamados de inclusión.   

Me sirvió que no creyeran en mí 
Con 45 años, Raúl Sandoval fue no solo uno de los primeros pacientes en ingresar a Teletón (1978), tras ser diagnosticado con diplejía espástica como discapacidad básica, sino que además ha sido testigo de los prejuicios y dificultades de la sociedad frente a la discapacidad. Vivió la discriminación y con su perseverancia pudo sobreponerse a las adversidades, logrando cada uno de sus objetivos.

Sus buenas calificaciones le permitieron ser el único en ingresar a la Universidad vía Prueba de Aptitud Académica. Pero en los estudios superiores, debió enfrentar una primera gran barrera. Cuando ingresó a estudiar Agronomía cuenta que, “me llama el Director de Escuela y me preguntó si controlaba el esfínter”, tras ese episodio, no sólo las discriminaciones continuaron, sino que lo echaron cinco veces de la carrera. Aun así, buscó otra universidad y logró titularse de Ingeniero Agrónomo en la Pontificia Universidad Católica, “ahí me dijeron, la Universidad se adapta a ti, no tú a la Universidad”.

Hoy Raúl es un trabajador destacado del equipo de Censo Agropecuario Forestal en Los Ángeles, Región del Biobío y su mensaje de vida es: “viéndolo ahora a mis 45 años, pucha que me sirvió weón, me sirvió que no creyeran en mí. Me sirvió que me hicieran tantas zancadillas, porque eso me forjó”.


El amor de madre lo supera todo
En la pequeña Isla de Chidhuapi, ubicada en la Región de los Lagos, vive Áxel Velásquez de 8 años, su historia de rehabilitación conmovió por su fortaleza, pero el protagonismo del reportaje se lo llevó su madre Ruth Velásquez quien con la adversidad del clima y del lugar, relató que sale a las 7 y media de la mañana de su casa para llevar a su hijo a la escuela en brazos. “Había que llevarlo al colegio como sea y entonces no me quedó otra opción que pescar a mi hijo, ponerlo al cuello y llevarlo”, cuenta Ruth, quién también confiesa que “en algún momento pensé en dejar todo y no enviarlo a la escuela. Pero si yo dejo de hacer eso mi hijo no se va a poder superar, porque sin estudio no hay trabajo”. Cada día recorre varios kilómetros, primero en lancha, luego continuar el trayecto en bus y en taxi.

Axel, fue diagnosticado con parálisis cerebral con diplejía espástica y se rehabilita en el instituto Teletón de Puerto Montt. “Teletón para mí ha significado mucha esperanza” dice la madre agregando que “es muy sacrificada la vida nuestra y por eso quiero que mis hijos sean mucho más de lo que fuimos nosotros. Y verlo que se supera en el colegio y en la rehabilitación me da fuerzas para seguir, el amor de madre lo supera todo” finaliza.
Julián y sus dos mamás

Marisa Soto y Katherine Díaz decidieron tener una vida juntas, formar una familia y fueron mamás de Julián. “Soy distinta a otras personas, tengo una forma distinta de querer, de amar” dice Marisa Soto, al inicio del reportaje agregando que junto a su pareja ha vivido los 10 años más felices de su vida e invita una reflexión: "Nosotros como sociedad tenemos muchos prejuicios, no solamente por la gente que tiene una orientación distinta”.

Decidieron convertirse en madres a través de inseminación artificial, su bebé nació con hidrocefalia.Aunque les dijeron que Julián viviría pocas horas, ya es un niño de 4 años, asiste a terapias en el Instituto Teletón de Puerto Montt, “Ahí no hacen distinción, no ven si tu piel es de un color, si tú tienes plata, si llegaste en auto, o en ambulancia”.

Esta pareja no se ha detenido en la lucha por sus derechos, que Julián pueda ser reconocido como hijo de ambas, “lo que hace la inclusión es que todos tengamos los mismos derechos, las mismas oportunidades. En este momento, en este país todos no tenemos los mismos derechos. Entonces falta ahí un camino por recorrer” dice Marisa.


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