¿BAJA ASISTENCIA A CLASES?… ¿SERÉ YO, MAESTRO?

Patricio Araya Campos Profesor de Filosofía Director Liceo TP Diego Portales
Hace unos días, después de una pausa tras un primer semestre presencial del año escolar 2022, se dio a conocer un estudio oficial sobre la baja asistencia de los alumnos en los establecimientos escolares a nivel país, alertando de sus consecuencias en el aprendizaje y socialización de los alumnos. Indudablemente, la asistencia sistemática a clases presenciales, junto al rol del docente, quien propicia la experiencia de aprender, hoy son más valorados por las familias y toda la comunidad escolar, por eso, cuando persiste la inasistencia, se enciende una alerta roja que no podemos evadir o minimizar, sino que hemos de focalizarnos para la prevención de la deserción escolar. La autoría del informe es el Centro de Estudios del MINEDUC, en el cual se presenta una comparación de la asistencia de las y los estudiantes en 2019 y 2022. En él se señala que: “Los resultados muestran que la inasistencia grave, es decir, cuando la asistencia es menor al 85%, casi se ha duplicado respecto de un año normal, y un 39% de la matrícula total del país presenta una inasistencia grave (1.254.253 estudiantes)”. ¡Uf!, podríamos exclamar, ¡las consecuencias de la pandemia son más complejas y perjudiciales de lo que pensamos!... Y aflora la pregunta ¿seré yo, maestro?, ¿será mi unidad escolar la aludida?, ¿será nuestro liceo el que viene presentando una inasistencia grave en este año 2022? Esta aseveración de la investigación nos interpela a analizar nuestro porcentaje de asistencia mensual y, ante esa evidencia, plantearnos si es una fortaleza o una debilidad para cuanto antes enmendar. El desafío actual es asegurar la sistematicidad del proceso escolar y eminentemente presencial. Trazamos metas curriculares, formativas, perfiles de competencias en el área técnico-profesional que hemos de cumplir, alcanzar, lograr. Nadie desconoce que los dos años de pandemia afectaron la presencialidad de las clases y si bien se innovó extraordinariamente con el uso de la tecnología para desplegar un accionar pedagógico virtual para el desarrollo de los objetivos de la priorización curricular, estamos intentando nivelar, reforzar y en ello, la asistencia a clases es esencial. ¿Seré yo, maestro, el aludido?, ¿seremos nosotros?.. Al revisar y transparentar nuestras cifras internas, que constan en plataforma del MINEDUC, la estadística es positiva y alentadoramente gratificante, por ello, nos permitimos compartir que el discernimiento oportuno para abordar este gran dilema ha sido un soporte para la continuidad del servicio educativo. Podemos afirmar con certeza que en el acto de consensuar medidas para asegurar la asistencia a clases de nuestros alumnos y alumnas siempre se ha contado con el apoyo y respaldo de los padres y apoderados, pero es aún más destacable, el sentido de pertenencia de los alumnos, el demostrar que quieren y se sienten queridos en esta su casa escolar, que anhelaban retornar y esto se ha ido construyendo y fortaleciendo con una comunidad docente y profesional comprometida desde el día 1 de la pandemia, donde todas las unidades y equipos de trabajo de este liceo, dijeron “¡presente!” y fue así, como se sustentó entre todos y con todos, la educación virtual y a distancia para dar continuidad a nuestro proyecto educativo. Lograr que nuestros alumnos y alumnas asistan a la escuela con jornada completa desde el primer día de clases 2022, es un gran paso ya afianzado en un primer semestre, al que le siguen peldaños desafiantes que son oportunidades para aprender, crecer, socializar, capacitarnos y seguir avanzando. El gran equipo de docentes y asistentes de la educación portaleano, cuya disposición y entrega no ha cesado en hacer vida el sello educativo, con un corazón amoroso, servicial, cercano, empático y atento a las necesidades e intereses de todos los niños y jóvenes, abraza sincera y fraternalmente la fragilidad de nuestros educandos y les acompaña en su proceso formativo. Acá, los alumnos y alumnas son parte principal y, como a menudo ellos lo expresan, se saben acogidos y felices. Compartimos la esperanza de que la próxima primavera releve pronto a este invierno frío, invierno que pese a todo, incluso a la sorpresiva nieve, ha sido cálido en este retorno a clases presenciales, donde no ha mermado el ánimo de cumplir con nuestra misión, cuyo grato y sólido aliciente de todos los días, es que de cada uno de nuestros alumnos y alumnas, escuchemos decir: “¡presente profesor!, ¡presente profesora!”.
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