Opinión: La responsabilidad del Colegio de Profesores en el declive de la educación pública - Ex-Ante : Por Cristian Bofill

Por Jorge Schaulsohn La asociación gremial, que representa una minoría, tiene una enorme responsabilidad en el declive de la educación pública y el éxodo masivo hacia colegios particulares subvencionados y privados (que ya concentran el 60% de los estudiantes): se ha opuesto tenazmente a la evaluación docente; ha impulsado 26 huelgas en un año; ha respaldado tomas violentas y ahora se opone a al regreso a clases con los más diferentes pretextos. Está más interesado en impulsar su agenda política que en la educación.
Imagen de archivo de la marcha de noviembre 2019 en marco de una Asamblea Constituyente. Crédito: Colegio de Profesores Una reforma estructural abortada. La calidad de la educación pública es mala lo que afecta al 40% de jóvenes que asisten a colegios municipalizados. El 8 de abril de 2018 la Ex Presidenta Michelle Bachelet anunció una reforma tributaria para financiar su gran reforma estructural para mejorar la calidad de la educación; señalando que para “hacer una reforma educacional profunda se requiere garantizar los recursos que hagan que esto sea una realidad”. En el Congreso todas las fuerzas políticas respaldaron la propuesta de una mega alza de impuestos inédita en nuestra historia equivalente a un 7% del PIB. Además, aprobaron todos y cada uno de los proyectos de ley específicos que el gobierno envió para materializar la reforma incluyendo un reajuste sustantivo de los salarios de todos los profesores de un 30% (con una remuneración mínima de $800.000) y un sistema de desarrollo profesional docente (estatuto de la carrera docente) para apoyar a los maestros en su formación con un costo de U$ 2.300 millones anuales. Lamentablemente no se ha visto una mejora en los colegios públicos que permita disminuir la brecha que existe con los particulares pagados y subvencionados. De los 28.964 estudiantes de colegios pagados que dieron la prueba 23.625 quedaron seleccionados en establecimientos del CRUCH o en universidades privadas; mientras que de 76.972 alumnos de colegios municipales solo 26.934 fueron aceptados. ¿De quién es la culpa? No se puede responsabilizar al Estado, ni a los políticos ni al modelo neoliberal. Las reformas de Bachelet abordaron muchos de los males endémicos de la educación pública, atendiendo las demandas históricas de los profesores y eliminando de lucro de la educación particular subvencionada. En Chile hay 267.071 docentes de los cuales 65.000 están afiliados al Colegio de Profesores. Vale decir: esa asociación gremial representa a una minoría ínfima, menos de un 25%, de los docentes. Pero tiene un poder enorme, totalmente desproporcionado que han usado de manera irresponsable, paralizando el funcionamiento de las escuelas públicas. Solo el 2019 estuvieron 50 días en huelga suspendiendo las clases en el 80% de los colegios; hubo 20 colegios quemados y/o saqueados. En el período 2019-2020 convocaron a 26 huelgas o paralizaciones por distintas causas o pretextos; para protestar por el “trato despectivo de la elite a los ciudadanos”, en solidaridad con las demandas de la Confech-Cones (con tomas incluidas), a favor del cambio de la constitución y reclamando el pago de la “deuda histórica”. También se han opuesto tenazmente a la evaluación docente cuyo propósito es mejorar la calidad de la educación. El actual residente Del Colegio Carlos Díaz ni siquiera presentó su portafolio ni rindió pruebas de Asignación de Excelencia Pedagógica (AEP) y la Asignación Variable por Desempeño Individual (AVDI), que corresponden a programas que tienen por objetivo “identificar docentes efectivos y con buen desempeño en el aula” y que son parte de las reformas de Bachelet. Por esta razón, fue calificado en nivel “Acceso”-que corresponde a principiante-pese a llevar más de 30 años de carrera. Respaldo a tomas violentas. El Colegio de Profesores jamás ha condenado la violencia estudiantil; al contrario la ha respaldado. Apoyó las tomas violentas en el Instituto Nacional y en el INBA que terminaron destruyendo dos de los liceos emblemáticos. También se opone tenazmente a los colegios de excelencia que creó Piñera en su primer gobierno, cuya matricula está reservada en un 60% para estudiantes vulnerables y que han superado con creces el rendimiento de los colegios municipalizados y La rectora del Instituto Nacional ha declarado que se conforma con que la violencia en su establecimiento “sea mínima” y que no considera extremistas a los overoles blancos que lanzan molotov desde el techo del colegio contra la policía. Oposición al regreso a clases. El Colegio de Profesores se opone a volver a clases con los más variados pretextos: que no se puede sin un plan transporte, que faltarían los insumos, que los profesores no están vacunados con ambas dosis, que no hay espacios de participación, que clases presenciales en fase 2 son un “suicidio” y que los locales están siendo usados como centro de vacunación (pese a que son solo 300 de los más de 9000 colegios que hay en Chile). No ofrecen ninguna alternativa de solución e ignoran la evidencia científica internacional de señala que en la educación primaria el riesgo de contagios es prácticamente inexistente. El Colegio de Profesores vive un “universo paralelo”, de espaldas a las necesidades de los estudiantes y hace rato atornilla al revés. Están más interesados en promover su agenda política que en la educación; con su actitud aumentan la brecha pues mientras ellos cierran las escuelas o impiden su funcionamiento, los colegios subvencionados y privados funcionan con normalidad. El Colegio de Profesores tiene una enorme responsabilidad en la decadencia de la educación pública y en el éxodo masivo de estudiantes hacia los establecimientos particulares subvencionados y privados que ya concentran el 60% de la matricula. Los profesores de Chile son personas trabajadoras y dedicadas que merecen todo nuestro respeto, como Nadia Velenzuela de Angol, ganadora del premio Teacher Prize Chile 2019 que califica de “mirada radical” la postura del Colegio de Profesores; “si me dicen que tengo que ir a trabajar voy a ir a trabajar, el 1 de Marzo, el 30 de marzo o en julio o e agosto”.
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